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martes, noviembre 24, 2015

La amistad

Decía Freud que el altruismo no existe. Que hasta un simple misionero que ayuda gratuitamente, lo hace por la satisfacción de sentirse útil, de sentirse "ayudador" pero no adulador. Lo más parecido al altruismo que conozco es la amistad, lo que ocurre es que mi concepto de amistad (como el de casi todas las cosas) difiere del concepto de amistad de la mediana estadística o de la mayoría, para los que sean de letras. La amistad es un trozo de pan en una aldea hambrienta, es un primero de mes en una casa necesitada es un 6 de enero para un niño de 10 años, un 6 de enero eterno, infinito, sublime e inocente, porque la amistad saca esa inocencia que nos empeñamos en enterrar en una sociedad donde la inocencia se confunde con estupidez, cuando los estúpidos no son inocentes, como no lo son los niños ni las personas que creen en tus proezas. La inocencia avergüenza a quien cree que la tiene, de la inocencia se huye para parecer avispado, listo, pasado de rosca o de vuelta de todo. Es como la humildad, quien presume de tenerla pocas veces la tiene y quien la tiene, no lo sabe o no le importa porque estará en otros menesteres que no son el culto a su ego, porque el culto al ego, como bien sabes amigo mío es oficio de muchos tipos de personas, excepto de los humildes. Siempre he presumido de tener pocos amigos, entre otros motivos porque no me asusta la soledad y mi tiempo lo vendo tan caro que no me puedo permitir el lujo de pasarlo con cualquiera o malgastarlo con personas que no me llenan. Para llenarme no hay que tener carreras ni conocerse los reyes visigodos. Para llenarme hay que ser auténtico, ser coherente y tener criterio propio con una mochila de tolerancia tan grande como el Sistema Solar. Mis amigos no son los mejores, solo son mis amigos, que no es mucho pero que lo es todo. Mis amigos son exigentes, son escuchantes natos, críticos insaciables, libres de vocación, cultos por defecto, andaluces en el sentido más amplio, rico y profundo posible, son universales, localistas, lógicos, pacientes, inteligentes, sonrientes, metódicos, apasionados e inocentes. Poco importa sin son guapos o feos, ricos o pobres altos o bajos, rubios o morenos. porque bajo La Mia Tana o bajo unas pipas con sal de Reyes se filosofa y se arregla el mundo de la misma manera. Pero como le decía a tus ojos, presumo de tener pocos amigos, en concreto he llegado a cuatro. Todo un logro a mis 31 años para las solitarias expectativas que siempre me he marcado. Y quiero empezar por el señor Galán con su libro datado de 1991 llamado "El mundo de José Jesús", una persona que nunca estuvo en los momentos buenos, ni yo que lo esperaba. Una persona que escucha y habla a partes iguales, comprende, empatiza y conoce la genética mucho mejor que Mendel, estoy seguro. Una persona que aprecio de manera tan especial que es un hermano para mí. La señora Pino es un crisol, es la paciencia personificada (y más conmigo) es la "Bohème" hecha mujer, la imperfección hecha racionalidad, la racionalidad hecha palabra, la palabra hecha Amadeus. Es de riesgo silencioso, de delito en blanco y de rebeldía a mediodía, es de alegría externa moderada, alegría interna infinita y alegría eterna acompañada. No es un sol, son dos. El señor Cuth es un luchador incansable, no es un Scout, es un héroe para tanta gente que no mira desde abajo, para tantos pequeños que lo siguen con sus indicaciones, con sus clases, con su clase y su manera de ver la vida. Él no es especial, la especialidad es él, sus cuatro ruedas y su sonrisa. Hace años que dejaste de esquivar coches en esos ciclomotores, pero en esta vida nunca dejaremos de estar esquivando. y no quisiera acabar mi lista de amigos sin nombrar a una rociera de las de verdad, de las que son capaces de hacerme cambiar los paradigmas, de las de la fe, una persona racional, auténtica y con un sentido del humor brutal. Qué ganas tengo de volver a cruzarme con tus rizos, con tu moto, con tu vida y con tu visión, qué ganas tengo que vuelvas a hacer de espejo y enseñarme algo que tanto me gusta y que los necios creen que no: equivocarme. Mis cuatro amigos, cuatro personas totalmente diferentes entre ellas con un único y estúpido vínculo en común. Amigos que estarán siempre ahí, no para ayudarme sino dentro de mí. Personas imperfectas en un mundo perfecto, personas ignorantes en un mundo culto, personas insignificantes en mundo importante, personas buenas... Gracias por haberos cruzado, gracias por haber rascado en esa superficie donde casi todos se quedan, gracias por ser como sois, así os quiero y así os querré

domingo, noviembre 22, 2015

Dos años en un suspiro

Han pasado dos años desde mi última entrada y he decidido, desde tierras de Jaén, retomar una serie de relatos que son como las estatuas, no van a ningún lado, pero viajan, se mueven, reflexionan y a veces, hacen reflexionar. Mucho ha cambiado mi vida en dos años, desde mover el cerebro a mover las piernas por dinero, desde soñar con no quedar el último en una comparsa hasta ganar un primer premio... ¡Incluso cambió el sexo de los componentes! Desde calcular combinaciones de un cercanías lejano, paciente y limitado, hasta plantearme la bicicleta, el coche eléctrico y por qué no, la vivienda autosuficiente. Dicen que los sueños, sueños son y los míos se cumplen a cada instante. He cultivado de mi propia mano, he visto crecer y veo a un sol que emana rayos de vida, de luz, de inocencia y de honradez, tengo la inmensa suerte de que el aire fresco, puro y limpio acaricie mi cara, una cara que vislumbra los primeros signos de una vida vivida, nunca mejor ni peor que ninguna, simplemente vivida. Es aquí en la tierra donde los olivos son un ejercito que atesora oro licuado, espero, brillante, amargo y oleoso, donde se me ha caído la manzana de Newton (en este caso una oliva del sur, es decir una aceituna) que me ha hecho cavilar. Es aquí Luna mía donde te sigo diciendo lo mucho que te quiero, donde te miro a la cara como nunca he dejado de hacer, como en la soledad de la motocicleta, como en el calor de la familia, como en la claridad de mis noches o como en la negrura de mis días. Con sobredosis de empatía, como antaño, con esa capacidad de no recordar casi nada pero centrarme en el detalle, en la gota de rocío que baila sobre el pétalo o en los rayos de sol que se cuelan sin permiso por las aperturas que las cristaleras de mis cortinajes ofrecen, regalan y animan a cruzar. Si me leías antes siento haberte hecho esperar, sino, bienvenido, en cualquier modo, quiero recordarte que las entradas de mi blog pueden que sean más terapia para mí que para tí, aunque agradezco enormemente que estés ahí regalándome ese minuto de tu vida, que no volverá y que has dedicado en estar junto a las letras que minuciosamente he combinado para mí, para tí. Tengo fuente de inspiración, me quedan pinceladas de creatividad y sobre todo, tengo dos manos que aún pueden tocar en este piano de letras una canción que al menos suene agradable. Exigente como siempre, paciente como nunca, recuerda con mi sonrisa por bandera, la palabra como espada y los oídos como escudo cruzando este camino que nunca para, con la mesura en la mochila, la envidia en la suela de los zapatos y la maldad, en la taquilla de la pensión que dejé atrás. Tengo la enorme suerte de poder contarte lo que pienso y lo que siento, tengo el privilegio de poder ser libre en esta parcela mía y sobre todo, tengo suerte de poder haber visto ponerse el sol esta misma tarde. El resto, son problemas menores. Me alegro de verte, me alegro de verme y te regalo mi sonrisa. Recuerda que lo importante no es sonrisa, sino que estés vivo para verla. Salud y nos vemos en próximas entradas de Blog.

domingo, noviembre 10, 2013

Vacaciones... (I)

Hoy terminan las vacaciones que he disfrutado y quería, como de costumbre, hacer un resumen de impresiones y de viajes que he realizado y de los que me siento satisfecho, orgulloso y comlmado, pero sobre todo agradecido. He viajado a la amistad montado en un New Beatle, donde no sé si escuchaba másque hablaba o hablaba más que escuchaba, pero escuchaba, hablaba y arreglaba ese mundo para mi siempre infinito de palabras, sentimientos, personas y sonrisas. He viajado a través de una copa a un mundo lleno de abrazos, de sonrisa, de carnaval, con vistas a los mejores ensayos desde que soy carnavalero, a unas noches que siempre se han hecho cortas y a lugares, canciones y miradas dificilmente irrepetibles. He viajado a los bajos mundos, que por ser bajos no dejan de ser mundo, de ser ese mundo tan real o incluso más real que el que vivimos a diario con nuestras normas, y nuestras cadenas, esas que llamamos libertad. He viajado al país de los prejuicios para una vez más, reventarlos, confrontarlos y enfrentarme a ellos, superarlos o cercionarme de su veracidad. Gracias a Dios hay viajes de los que, a sabiendas que no podré volver, los veo cada vez más lejanos. Málaga está cada día un poquito más lejos, pero mucho me temo que, por muy lejos que esté, siempre estará. He viajado a mi por un lado amada soledad, a la introspección pura, dura y cura, esa introspección que me permite, con la alevosía necesaria, saber qué decisiones tomar, hacia dónde, cuándo y cómo o sencillamente perderme por ahí, que no es más que otra decisión. He viajado a las luces de Murillo, a las yeserías árabes y a los acabados mocárabes en una geometría perfecta que nosotros llamamos techos. Viajé al naturismo anarquista de Fermín Salvochea, uno de esos gaditanos que se me vienen a la cabeza cuando digo: "me siento gaditano". He viajado al deseo, el amor me busca, lo sé, la estabilidad me ha invitado a una pizza, pero la cautela la voy clavando a las tierras a las que voy para asegurarme de no pisar en falso, aunque hay terrenos que son muy falsos. He viajado al No, al no quiero ser tu amigo por ningún medio por razones que desconozco y no comprendería como nunca he comprendido nada de mi vida, de parte de mi vida o de lo que no es mi vida. Ha sido una semana para vaciar la maleta antes que para llenarla, porque un exceso de equipaje ralentiza mi camino, mis pensamientos y aumenta mi cansancio. He viajado a la sonrisa, acabo de recibir una llamada importante, y este articulo continuará... Ah sí, tambien estuve en Salamanca y Marruecos.

miércoles, octubre 16, 2013

Jorge Luis Borges - Aprendiendo

“Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma; Y uno aprende que el amor no significa acostarse, y que una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender… Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes… y los futuros tienen su forma de caerse por la mitad. Y uno aprende que si es demasiado hasta el calor del sol puede quemar. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de que alguien le traiga flores. Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno es realmente fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende… y así cada día. Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro, significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado. Con el tiempo comprendes que sólo quién es capaz de amarte con tus defectos y sin pretender cambiarte puede brindarte toda la felicidad. Con el tiempo aprendes que si estás con una persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla. Con el tiempo aprendes que los verdaderos amigos son contados y quién no lucha por ellos, tarde o temprano, se verá rodeado sólo de falsas amistades. Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en momentos de ira siguen hiriendo durante toda la vida. Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es atributo sólo de almas grandes. Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente es muy probable que la amistad nunca sea igual. Con el tiempo te das cuenta que aún siendo feliz con tus amigos, lloras por aquellos que dejaste ir. Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida, con cada persona, es irrepetible. Con el tiempo te das cuenta que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá multiplicadas las mismas humillaciones o desprecios. Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el sendero del mañana no existe. Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas y forzarlas a que pasen ocasiona que al final no sean como esperabas. Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante. Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás a los que se marcharon. Con el tiempo aprenderás a perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, pues ante una tumba, ya no tiene sentido. Pero desafortunadamente, sólo con el tiempo…”

Una de psicología...

No te esfuerces, no te servirá de nada, no quieras alcanzarla, ella será más rápida que tú, pero eso no es motivo de desazón ni tristeza, el determinismo en su grado más justo se encuentra ahí, tu verás como convives con él. No presumas de coherencia, la coherencia como tal no existe porque en un mundo multifactorial, multicausal y multiefectista en el que vivimos todo se relativiza hasta tal punto que, el más cuerdo de los pensadores podría volverse loco, pero de remate. El mundo no es malo ni el mundo es bueno, el mundo te da pero no te quita, sino que eres tu con tus elecciones (que a la vez son descartes) el que te quitas de enmedio herramientas para la vida o te las vas creando en función de tus aparentes necesidades (aunque otro debate sería saber qué son necesidades). Hoy me he propuesto desahuciarlas de una vez por todas porque llevan demasiado tiempo aquí y, sinceramente no em están haciendo un favor, las veo como poco a poco van llenando de agua mi barquita que, aunque no es muy grande, es mía y mientras se llena de agua pensaba en lo malo que sería que la barca se llenara de agua porque podría hundirse. Hoy, por desgracia la barca se lleno pero la vida, que tanto te da y tanto te quita, me quitó el mar de mi alrededor para que no me hunda, así pues ando metido en una barca llena de agua pero sobre tierra firme, en una especia de bañera. Tonto no soy y nunca lo fui aunque hace poco me demostraron que tampoco era tan listo como creía, sea como fuere, se que las aguas vendrán y que lo que hoy es tierra firme, mañana será un océano tan atlántico como algunos de mis recuerdos de niñez o de adultez, por tanto toca coger el cubo y comenzar a achicar agua antes de que venga el agua para, cuando venga no sólo el océano, sino las grandes mareas, poder cruzar ríos y mares, orillas y cordilleras, mesetas y valles. Esta vez no harán falta ver naufragios para levantar la cabeza, porque no hay mejor naufragio que el que uno pueda tener y no hay mayor motivación que la que uno se cultiva desde sus necesidades, limitaciones y sobre todo, responsabilidades. Anochece en la Villa de Cantillana mientras asumo y redescubro aquel libro, aquella vieja canción y la más vieja de las amigas, la soledad que me acompañó desde la primera noche que nací y que me ha llamado a la puerta: - Pasa y espero que no te vayas en un buen tiempo, dime que me quieres y no vuelvas a dejar que me vaya por ahí. Esta semana que ha pasado han ocurrido dos hechos muy curiosos, me he cruzado con dos exparejas de esas que lloraban cuando las dejé diciendo que era superinjusto, que era el hombre de su vida y sobre todo, que lo que pensaba sobre ellas no era cierto (de una decía que no había cerrado su anterior relación por motivos que a mi entender eran suficientes, mientras la otra me reconocía que jamás se fijaría en ciertas personas y que, por supuesto eran imaginaciones mías). Aunque mucha gente opina que me gusta llevar la razón (y por eso no son mis amigos) por desgracia de nuevo la llevaba y mientras una me agradecía la decisión de dejarla (pues hoy es superfeliz con la pareja con la que decía que ya no estaba enamorada) la otra me reconocía que llevaba razón y que, su amor hacia mí no era para tanto (salió con personas con las que, según ella jamás saldría). Detesto tanto llevar la razón en algunos momentos que me encantaría poder equivocarme y decir: si, lo siento me equivoqué, pero no es así, al final no es que acierte ni lleve la razón sino que sigo el camino de la previsibilidad. si voy andando descalzo sobre cristales no voy a llevar la razón o dejar de llevarla al decir que me cortaré y sangraré, tan sólo me limito a describir la consecuencia del hecho y todos se afanan en decir: "ea ya quiere llevar la razón", finalmente sangras por los pies a causa de los cortes y todos te dicen "ostras Jose, llevebas razón" y yo respondo "razón no, es que se veía venir". Me encantan las sorpresas y el fijarme tanto en los nimios detalles hace que me sorprenda con el nudo de la madera de un simple tirachinas, una tarde mirando mis queridas golondrinas o una tarde cantando con mi comparsa. Es momento de labilidad, lo sé, pero nunca fue momento de perder el norte y mi norte está aquí en mis palabras, en mi expresión en mi pequeña, sucia y ruidosa casa, pero en mi casa, en mi barquita, en mi océano y sobre todo, en mí. Decía Freud que el amor no es más que la proyección de ego, por ello para querer hay que quererse en primer lugar y por ello es necesario achicar el agua de la barquita para pensar luego en el mar, un mar con animales de todo tipo, con mucha agua y con mucha sal, una sal que cuando tienes heridas, en primer lugar hace que te escuezan, pero después las cura.

lunes, octubre 07, 2013

El amor

"El amor, es la mentira mayor que jamás se haya inventado, es un dolor clavado, un ataque al corazón..." así reza una de las infinitas deficiniciones del amor, pero ¿qué es el amor? Es la proyección del ego, es aquello que se tiene pero nunca se tendrá, y que, aún sin tenerse nunca se sabe que se posee, se cuida, se mima y aunque nadie lo vea, todo el mundo lo huele y aunque nadie lo huela todo el mundo lo siente, o mejor dicho, sueña con sentirlo. El amor es amigo de la amistad sólo cuando le conviene, es enemigo de la soledad, aunque soledad tiene una forma de amar diferente, a su manera, es hermano mayor del cariño y hermano gemelo de la pasión. Nadie puede medir el amor, nadie puede decir quién quiere más o quiere menos, el amor se enciende, se apaga, se va, viene, nunca se va, nunca vino siempre se queda, nunca lo hace... el amor es tan loco como un niño de 5 años que corretea sin ese sentido que nuestra ignorante racionalidad intenta encasillar en su infinita altivez, encasillación y sesgo mental. Cuando se ama, generalmente se suele ser amado y por tanto se ama más, pero se suele ser amado... o dicho de otra manera, el amor fue el inventor del término feedback, porque desde la pasión a la razón hay un paso tan corto como de la locura a la cordura, de la riqueza a la pobreza o de tus labios a la nada. El amor hiere pero no mata, resguarda pero no secuestra, aprieta pero no ahoga, ríe pero no sonríe ¿o si sonríe? habla pero no chilla, es suave, tolerante flexible, coherente y como diría aquel lo patronea su corazón y ya se sabe que donde hay patrón, no manda nunca marinero... La luna intenta decirme algo pero a día de hoy no consigo comprender qué quiere decirme, algún día lo averiguaré y espero no sea demasiado tarde. El amor no viste ni de seda ni de Prada, el amor, el de verdad, va desnudo, es ciego y no tuerto porque el amor tuerto no es amor sino rencor, el amor mira pero no con los ojos por eso su ceguedad es tan infinita com nuestra nimia capacidad de comprensión, como ese infinito espectro que se escapa de nuestros ojos mientras nosotros en 7 simples colores, creemos ver, reconocer y conocer el mundo. El mundo es tan infinito como tus ojos, porque en uno de ellos me pierdo de por vida mirándolo. Su pestañear aleteoso, su pliegue sencillamente digno del ingeniero más reputado de los barrios bajos de mi imaginación, la curva sinuosa y profuna que se hunde como queriendo entreabrirla puerta hacia la fábrica de los sueños, hacia la mente, la gran desconocida, la potente la que nos controla y la que decide lo que fuiste, lo que eres y lo que serás para siempre y eso, amigo mío nunca cambiará. La perfeccción esférica espera dentro en una humedad tan equilibrada que refresca, lubrica y permite el deslizamiento en una pista de hielo sin hielo, porque tu mirada nunca fue fría, pero si fue suave, muy suave. Los hay verdes, azules, grises, marrones... pero al cerrar los míos veo los tuyos de muchos más colores todavía, porque recuerda, que no hay mayor vista que la que se tiene con los ojos cerrados, esa visión que hace que cuando los cierre te encuentre, te imagine y hasta te toque... Qué bonito llegar a soñar y no saber si estás soñando realmente porque el amor te tiende esa alfombra desde la que en el pasiajesólo ves árboles y no postes de luz, sólo ves pájaros y no ves aviones, sólo ves el mundo y no lo que tu mente quiere que veas. He llorado por amor y mucho, he reido por amor y mucho, yo puedo decir orgulloso que se lo que es amar y ser amado, podré morir más tranquilo porque he visto un desgarro en mis propios ojos y, a la vejez, el desgarro lo he sufrido yo. Duele, escuece y quema, pero como a los guerreros, se les vuelve una cicatriz que, cada vez que la veo, la siento o la palpito me recuerda a tí, valga la redundancia por lo de recordar... Otro día más a la cama, loco por contarte mis alegrías y mis penas, que al menos las publico por aquí en el tablón de la hipérbole, de la metáfora, de la ironía y y del epíteto, el gran epíteto que me hace vibrar, soñar sonreir e imaginar, exactamente igual que tu sonrisa. Que descanseis. Hasta mañana

La terapia del carnaval

Antes que nada quiero agradecer a tantos ojos que dedican un pequeño trozo de su vida, de esa que ya no vuelve jamás, a leer estas líneas, porque de tantas cosas que hay para hacer en la vida, que elijan leer unas palabras que, humildemente, salen del corazón, es para estar como mínimo agradecido, así que esta entrada va pos vosotros y por todos los que os habéis preocupado por mí. Más de los que hubiera imaginado. Hoy, a ritmo de bordón, cuerda y platillo voya disfrazarme de ese gato callejero que maulla en los angostos callejones de la vida, voy a ser ese gondolero de blanco impoluto que canta desde la perfección melódica a tenor, segunda y contraalto. Un mago que no hace trucos, sino que vive, porque mi vida nunca tuvo trucos sino vivencias intensas que hacen que me sienta orgulloso de cómo lo vivo, como lo siento y cómo has conseguido desgarrarme, lo que no mata te hace mas fuerte, y me has hecho mucho más fuerte, por tanto, de nuevo gracias. La vida hay que vivirla desde la razón más empírica y como el bohemio más pasional, como las noches de bohemia que, en su colorida penumbra y su exquisita fotografía, enseñan a vivir, viven y dan lecciones de vida, sin querer, de esas bohemias maneras que embriagan por como son, bohemias, dulces, tentadoras y hasta prohibidas. Un duende que se esconde pero no se pone colorao, porque la vida me ha quitado el colorao aunque me ha regalado dos coloretes que por febrero, como no puede ser de otra manera, se activan bien sea en mi canto, con mi caja o sencillamente con esa radio, con esas canciones y con esas noches en la cama vibrando tal y como lo hice en un lejano 2004 con una presentación tan inmortal como el recuerdo de aquella noche en la que entendí eso de que mi corazón latía a un 3X4, noche en la que el veneno entró en mi sangre, pidió permiso para quedarse y me dijo que cuando quisiera se iría de mi vida. Mi veneno no se irá porque le cerré la puerta, al igual que tu sonrisa que no se me va, no quiere irse y no se irá, o al menos eso creo, espero y deseo. Son muchos los tipos que he soñado con ponerme, todos menos el de ángel caido, porque tengo esa empecinada tendencia a levantarme una y otra y otra y otra vez y más bien sería un ángel levantado. El carnaval te levanta, te chilla, te da fuerzas, y te dice cual es tu sitio, destruye tus relatividades y las convierte en realidades tan palpables que hacen reordenar tus paradigmas desde la conciencia que a veces perdemos y el carnaval nos recupera en bandeja de plata, como su tacita infinita creadora de todas esas joyas inventivas eternas, efímeras pero siempre infinitas, como tu playa, como tu luz, como nuestra luna... como mia mor por tí. Sonríe que tenemos motivos para hacerlo, levanta la cabeza y anda por esa calle, no sigas a la sombra y vuelve a que sea ella la que te siga, anda, y da esos pasos porque los charcos no son arenas movedizas y nunca harán ni permitiré que el agua te salpique si en la más baja de tus costuras o en esos zapatos o en esas cuñas. Paso firme en este camino que no cesa, que no para y que no espera a nadie, porque nos va empujado a la desembocadura manriqueña inevitable desde el nacimiento en la serranía de nuestra infancia, algunos como el Genil y otros como el Misissipi, pero no te equivoques, todos con agua y con la suerte de que cada río elige sus propios cocodrilos. En el mío no se baña casi nadie, sólo tu, me costó mucho limpiarlo pero lo tengo bien limpio y sobre todo he conseguido que su ribera cree bosques de galería que calman el clima, ofrecen tranquilidad y un recorrido más que apetecible hacia una desembocadura tranquila, bonita y digna del mejor de los ríos de este planeta, a veces tan grande y otras veces tan pequeño, fugaz y microlativo. Seguiré siendo el que bebe en Mc Donald´s del propio vaso, el que canta y tararea carnaval por los poros de sus epitelios, el que sonríe desde la complicada, concienzuda, tenaz y compleja mente que alguien me dio. Un día decidí quitarme los zapatos para andar este camino, decisión de la que no me arrepiento porque quién se arrepiente no es quién ha hecho algo indebido sino quien no hace lo que ha querido, porque el valiente no es quien mata sino quien deja vivir y sabe que no existe monstruo que le pueda, porque quien interioriza el perdón, vive mejor, duerme mejor y crece. Permitidme que aunque os dedique este post, recuerde sobre todo a la sonrisa eterna, a la muerte en vida del amor pero al amor vivo pese a la muerte, a la voz aguda y a la agudeza vocal, a la estabilidad en construcción y a la construcción de la estabilidad pero sobre todo al llamador de ángeles y al ángel llamado, que nunca caído porque, desde la altura de la fuerza, la razón y porque no decirlo, el amor tan grande que te tengo, descubro que tienes mucho en común con el carnaval de hecho, te llamas como mi comparsa favorita: La niña de mis ojos. Descansad, soñad, sed felices y vivid, que hoy pasó otro día más.

viernes, septiembre 27, 2013

El tiempo... la vida...

Una cama, cuatro paredes y una ventana... Una cama, donde pienso, descanso y a veces he soñado despierto y dormido, cuatro paredes que, mientras no las tocas, te hacen sentir libre hasta que chocas y ves que no puedes romperlas ni atraverarlas, como diría Juan Carlos, la libertad con cadenas. Y una ventana desde la que me puedo asomar, aunque llueva, desde la que pueda respirar, aunque el aire esté contaminado y desde la que puedo gritar aunque todos me tomen por loco, porque lo que ellos no saben es que los que están locos son ellos. Me gusta pensar y observar por qué pasan las cosas, porque la gentr sonríe, porque la gente llora, por qué la gente canta y por qué la gente calla, algunos se agobian al pensar como pienso pero no piensan que por no pensar en ellos y hacerlo en mi rebasan esa frontera de la libertad ideológica y pensante que todos tenemos derecho a tener. Decía que soy un reflexivo a tiempo parcial, de los que están ya muertos, aunque yo siga vivo, de los que no quedan, por ello me siento un velociraptor en una película de Star Wars (que antes se llamaba La Guerra de las Galaxias, pero que por este afán anglofónico, suena añejo, tardío y diría que hasta supuroso). Mi mente se monta a caballo y recorre verdes valles, angostos caminos y suaves praderas en las que el viento parece peinar el follaje que lo cubre de manera sutil y silenciosa a excepción de ese sílvido que roza lo bucólico y roza lo comántico porque la unión es amor y en esa pradera hay mucho amor. Tenía ganas de esto, tenía ganas de aquí y tenía ganas de ahora, porque todo proceso conlleva una secuencia de partes y esta parte es de las más importantes para mí. Ya sólo queda esperar porque los minutos son los mejores jueces, los que no mienten y los que hacen ver incluso con ceguera o con ojos cerrados. Como decía hace unos años: El tiempo... la vida...